lunes, 9 de mayo de 2011

Felices diecinueve.

Va a ser el último año que puedas decir que tienes "dieci..." los que sean. Cumples diecinueve y pierdes ese toque de "fufú" que te daban los dieciocho, la mayoría recién cumplida que aún permitía leves reminiscencias a tu cercana minoría de edad. Los chicos de tu edad te siguen pareciendo bastante inútiles y a los maduritos interesantes ya no les hace tanta gracia tenerte en su cama. Ya no eres la "menor" que se acaban de beneficiar; ahora entras en el mismo pack de el resto de las veinteañeras, sin ni siquiera tenerlos. Decides pasártelo en grande y celebrarlo con la gente que te merece, para intentar olvidar que te acabas de dar cuenta de que tenías más sexo con diecisiete que en la Universidad.
Normalmente, los adolescentes llegan a la Ciudad Universitaria por Excelencia y se desfasan, sexualmente hablando. Ellos empiezan a hacerlo todo simplemente por encontrar mejillones que robar ilegalmente de la batea, y ellas semejan abiertas por abrelatas. En escabeche o no, estás tú. La rara que follaba más en el colegio que en la Universidad y que, pocas veces, dejaba el plato en la mesa. Te justificas diciendo que "zorrear" es bonito, que por supuestísimo lo es, pero hasta cierto punto. Solamente te interesan aquellos que accedieron a través de la prueba de mayores de veinticinco, pero todos tienen a su "menor" esperándoles en el colegio de mojas de su pueblo natal. Y tú, que una vez fuiste esa "menor" cambias de opinión en cuanto a ellas y empiezas a querer un poquito más a las universitarias.
Entonces ocurre, él entra en tu vida como por arte de magia. Ya lo habías catado antes, pero nunca había hecho resurgir en tí tal fiera femenina en celo. Te pone cachonda y se nota. La gente de tu alrededor también se da cuenta. No eres capaz de pasar una noche sin intentarlo con él, ya que los efectos que te produce son inmejorables e incluso te hace olvidar (si, olvidar) la sedentaria vida que llevas últimamente. Te gusta y él no opone resistencia, se vierte en tu garganta por el módico precio de 1.50 € cada dosis, pero intentas controlarte (de manera insatisfactoria la mayor parte de las veces). Poco a poco te van recordando tus aventuras con él, de tal manera que podrías llegar a hacer un cortometraje con todas las absurdeces que se recuerdan, con cada mini-secuencia de la que se acuerda cada una de las personas que contigo lo consumieron. Una alemana alternativa a la "viagra", un incentivo al sexo adolescente que pocas veces tuviste, tú, acostumbrada al sexo maduro. Una nueva forma de beberte las noches salmantinas. Eso sí, asegúrate de que vas a tener gente alrededor que no quiera follarte, porque el Jägermeister puede hacer que acabes teniendo más encuentros de los deseados.

"Si cantan, és ti que cantas,
si choran, és ti que choras,
i és o marmurio do río
i és a noite i és a aurora."

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