domingo, 25 de diciembre de 2011

Lo “único” malo que hago cuando escribo es fumar "demasiado".


Comencé el año con alegría y dolor, recaídas y tristura. Recibiendo paquetes de ánimo y fotografías preciosas. Apoyando a quién lo necesitó y estando al lado de quién más me apetecía. Recordando lo que significa romperse de nuevo, y volver a construirse. Creando momentos, de esos que se podrían definir como “nuestros” con nuevas personas; añadiendo letra y música a todos ellos. Viajé, amé y quise. Lloré, grité y sonreí cuando no pude más. Conociendo personas y lugares nuevos que en la vida me hubiera planteado visitar. Pueblos y ciudades que no esperaba, aparecieron de repente en mi camino. Así como mucha gente que tengo ahora mismo al lado. Todo ello, se acercó a mí gracias a una palabra, palabra con la cual podría definir estos últimos doce meses: amistad.
Si, suena cursi y poco atípico, pero la amistad ha movido mi vida últimamente. Tanto para amar, vivir, compartir o viajar. Tengo amistades que me han ayudado y a las cuales he ayudado. Amistades que me han sacado de la rutina y me han llevado a conocer sitios nuevos, ya sean a 200 o a millones de kilómetros de distancia. También las hay que me han sacado de quicio, y una sonrisa. Amistades de las cuales han surgido nuevas amistades. Amistades que me han llevado a tener sexo, no necesariamente con amigos. Amistades que me han hecho pensar y decidir, que han surgido de repente y otras que se refuerzan con el paso de los años. Unas con las que he aprendido a convivir y diferentes, con las que me he dado cuenta que no puedo pasar mucho tiempo. Amistades que extraño y amistades extrañas. Algunas me enseñaron a amar un poquito más, otras, a ver la vida desde diferentes puntos de vista.
Luego está Virginia. Puede que ella entre en alguna descripción de las anteriores, pero esta chica es un caso aparte. Me enamora la gente como ella, que ha conseguido arraigar tanto en mí, en tan poco tiempo. Hablo de ella porque es la más novedosa amistad que me llevo con este año. De verdad, creo que nunca conocí a nadie tan flexible: puede ser amiga, esposa, hija, confidente, compañera de piso, madre, compañía, descubridora y exploradora, todo ello al mismo tiempo. Siento no poder incluir a mucha gente cercana en esta especie de explicación, pero ella, según como se dieron las circunstancias, es quién me espera en la mesa con la comida hecha cuando salgo tarde de clase.




"Y no habrá sentencia, pues no habrá poder superior que condene el amor a vivir y mi adicción a escribir"  JPELIRROJO.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Me gusta la palabra "pulular".

A ver si consigo expresarme bien… ¿sabéis de qué os hablo cuando digo que tengo tantas cosas que contar que no sé muy bien qué deciros? Ni cómo empezar, ni la manera en que quedaría propiamente formulado. Acaban de recomendarme que un resumen del año que se está acabando sería una buena forma de comenzar, pero quizá sea demasiado… ¿común? Si, igual “común” es la palabra. Y, ¿sabéis qué? Me gusta bastante la idea. Aunque, volviendo a lo mismo de las primeras líneas, aprendí tanto este año que no sé qué poner en primer o segundo lugar, ni siquiera en último. Vivir, vive todo el mundo, quiera o no, pero muy poca gente aprende de las experiencias que vive. Quizá la RAE debería plantearse una palabra ‘alternativa’ a vivir que implique ‘pasar de largo’ sin darse cuenta casi. “Pulular” es buena para ello. Hay gente que pulula, y gente que vive. Puede acercarse, lo que intento explicar sobre el significado de las palabras, a la diferencia que veo entre ser una ‘persona’ y ser un ‘ser humano’. Creo que las personas viven y los seres humanos (aquellas no-personas) pululan. Sin embargo la palabra pulular me gusta tanto que me da pena utilizarla exclusivamente para definir algo ‘carente de’, así que iré pensando otra mientras escribo…

Siempre digo que es bonito vivir la vida ‘como si no hubiera mañana’, aprovechando cada instante, cada segundo, cada mirada o cada frase por si acaso se acaban; para poder estar satisfechos con lo que sentimos, decimos y hacemos en todo momento. Sin arrepentirnos después, aunque no nos guste aquello que hemos hecho… siempre sirve de algo. Bueno o malo, de todo se puede aprender y sacar algo en claro. Porque, para mí, la receta para la felicidad y el bienestar consiste en sentirnos a gusto con nosotros mismos. Podría definirse como algo así:

“Que se pare el tiempo cuando una sola persona en el mundo decida decirte que no. Que la mar se calme cuando pretendan excluirte de donde quieras estar. Que algo impida a un músico componer en el punto álgido de su carrera si alguien intenta poner nombre a lo que está sucediendo. Que nadie hable más de nada en el momento en que se olviden de ti. Que el agua deje de resbalar por tu piel, y se quede pegada a tus poros cuando estos se cansen de escuchar y se cierren. Que, a la vez, se ahoguen todas las risas en silencios de los cuales nadie va a escribir. Que la estrella más brillante deje que emitir luz si decides bajar la cabeza ante los demás. Que te pierdas para siempre si no sabes encontrarte. Que empiecen a sangrar los ojos de la gente que no quiera llorar. Que los abrazos abrasen como arañan los besos de quien no sabe amar. Que se agote la libertad de quien no la ansía. Que las telas de araña sean la cuerda más fuerte que ata la vida de quien menos la merece aunque sepa valorarla.”

No voy a contaros mi año, no en este momento. Voy a hacer que recapacitéis sobre el vuestro, sobre todo aquello que habéis vivido, pero solamente pensad en esos recuerdos de los cuales podáis afirmar que aprendisteis, ya sea un aprendizaje ínfimo o gigante.

Cierra los ojos y piensa en todos los momentos felices que has vivido. Haz que pululen rápidamente por tu memoria como flashes de vida que ciegan tu interior. Ahora, recuerda también los tristes y date cuenta de cuánto merece la pena existir y seguir adelante, con otro año, pero con la misma vida. O incluso con una diferente, pero intenta no pulular por la vida de quién merece la pena. Haz que seas, mas que un recuerdo, una vivencia.  Yo ya lo estoy haciendo, quiero aprender.










Al ser humano se le ha hecho lo imposible para que elija. Para que tome partido, para que acepte a priori, para que rechace a priori, para que deje de mirar, para que deje de existir, delante de una cosa que simplemente habría podido amar, o encontrar fea, sin saber por qué. Samuel Beckett

domingo, 27 de noviembre de 2011

Inventad un verbo para esto.


Hace unos años, un hombre de esos que están en mi vida y a los que tanto aprecio, me dijo lo siguiente: "Si te portas bien con la vida, ésta te lo devuelve en forma de personas."
Tenía razón. 


 

Tuve un impulso loco de tumbarte sobre la superficie lunar y cometer una perversión interestelar contigo.
Woody Allen, Manhattan.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Venga, va. Inténtalo.


No tengas miedo a aprovecharte de mí. Agárrame fuerte y no me dejes escapar, ambos sabemos que no es lo que hubiera deseado para esta época de mi vida, sin embargo apareció de repente y tengo constancia de que me va a hacer feliz. No pierdas más tiempo y disfruta de lo que estamos viviendo,  porque una vez que termine, no se va a repetir. No somos buenos amigos, ni siquiera creo que se nos vea “bien” desde fuera, pero lo que tenemos, lo poco que nos pertenece, nos hace fuertes el uno frente al otro y nos ayuda a seguir adelante. Hay una especie de química oculta se sale al exterior de vez en cuando, y de cuando en vez nos hace sentir muchísimas cosas de nuevo. Y no hago más que ver parejas por la calle. Y no pienso más que en sentir tu cuerpo cálido aferrado a mí. Agárrate fuerte, porque si me dejas te voy a hacer vivir una de las épocas más extrañas y volátiles de tu vida. Voy a decirte algo, madurito interesante, cualquier día de éstos, sin que te des cuenta, yo me habré evaporado y ya no quedará nada que observar. Porque las plantas necesitan ser regadas, y el agua que debes utilizar para ello no es un simple líquido transparente inodoro, es mucho más que eso. Y tú lo tienes. Mucho más que la lluvia, mucho más que el mar que nos recoge entre la niebla. Mucho más profundo y sencillo, es un agua de vida, de calor, de respeto y de desenfreno que muy poca gente sabe igualar. Porque a diferencia del resto del mundo, sería capaz de dar por ti y por nosotros mucho más de lo que podamos imaginarnos, algo más fuerte que las palabras y más intenso que los pensamientos. Deja que vuelva ese sentimiento de perversión que se adentraba en mi cuerpo y se reflejaba en mis ojos y en mi boca cada vez que me tocabas, deja de pensar que no hay tiempo suficiente para llevarnos a cabo, permíteme que te niegue y te eche en cara todo lo que me queda por conquistar en ti, y quiere tú también sentir lo mismo. Déjate hacer, y haz. Llévame a tu cama cuando estés cansado y no me mires mientras duermo, despiértame de un momento que quiero sentir contigo, en una época y una sociedad en las que está mal visto todo movimiento en falso. Eso es exactamente lo que nos merecemos: temblar encima de una cuerda, vibrar cada vez que nuestro nombre sea mencionado por el otro y estremecernos de calor y vehemencia cuando nos miremos a la cara.




"A dead letter is a letter that has been delivered because the person to whom it was written cannot be found, and it also cannot be returned to the person who wrote it."
Lauri Ylönen, Dead Letters.

jueves, 25 de agosto de 2011

Que nadie me defina "gustar" que ya lo hago yo sola.


Una vez me hablaste de cuando estás enamorado de alguien y te das cuenta porque te hace temblar. Bien. Me gustan las personas, por eso me voy a dedicar a ellas, y me hacen temblar. No una cada mucho tiempo, sino normalmente, y aunque sea para mal. La gente en general me hace temblar, ya sea por miedo, por amor, por discrepancias o por una simple mirada. Y eso me gusta de ellos. Estoy enamorada, sí, del mundo, o al menos del mundo en el que vivo de la forma en que he decidido vivirlo. ¿Recuerdas el pacto que hicimos sin querer? Disfrutar de cada momento juntos como si fuese el último. Y hubo un último, pero mi vida sigue siendo un final cada día, por lo que me enamoro y me desenamoro cada vez que me despierto y me voy a dormir. Es fantástico, hasta el punto en que me doy cuenta de que la gente no dice lo que siente, por temor, pánico quizá, a que sus sentimientos vayan a ser malinterpretados. Por la maldita manía que tenemos los seres humanos de recrearnos en nuestros propios placeres y en nosotros mismos, poniéndole decorosos bordados a todo aquello que los demás sienten, dicen y padecen por, de y con nosotros.
Pero no pienso cambiar mi manera de vivirlo, al menos de momento, aunque se malinterprete mi forma de gustar, de querer y de amar. Que se las apañen como puedan, voy a seguir aquí.
 

Oye… no te desmandes eh… Esto es… es muy bonito. Déjame sitio. Es algo… algo maravilloso y lo estamos pasando estupendamente y todo eso, pero tú eres una cría y no quiero que lo olvides, ¿sabes? Vas a encontrar a un montón de hombres magníficos en tu vida y, bueno, lo que yo quiero es que disfrutes de mí, de mi perverso sentido del humor y… de mi asombrosa técnica sexual pero lo que no debes olvidar nunca es que tienes una asombrosa vida por delante.
 -   ¿Y tú no sientes nada por mí? 
¿Cómo puedes preguntarme eso? Yo siento miles de cosas por ti pero lo que no quiero es que te aferres a una sola persona a tu edad. Es… encantador, claro, y… erótico sobre eso no hay lugar a dudas. Mientras la policía no irrumpa de pronto hasta podemos batir una par de récords, pero lo que no puedes hacer es lo que haces, eso no es bueno. Tienes que pensar en mí como una especie de desvío en la autopista de la vida.
WOODY ALLEN, MANHATTAN.