Deberíamos haber apuntado en una libreta cada una de ellas.
Me gusta escribir las cosas, y no por miedo al descuido u omisión, sino a la
facilidad de recuperación de recuerdos. Me gustaría tenerlas ordenadas
cronológicamente para así poder leer la evolución de nuestra música. Porque,
queramos o no, te niegues o yo lo descuide, cada una de ellas ha definido
perfectamente los momentos y modos de actuar que con el tiempo fuimos creando.
Porque lo hicimos bien, pero también lo hicimos mal. Porque
lo estamos haciendo bien y nos estamos haciendo mal. Que cada vez que pienso en
verte desearía retroceder en el tiempo para poder mirarte con los mismos ojos
con lo que te miraba antaño. Que me siento orgullosa del sinsentido que nos
define, que nos definía, y que poca gente entiende. Que me siento afortunada
por el hecho de que no nos importe lo que puedan llegar a pensar, hacer o
decir. Que amo vivir los instantes, los momentos, que amé locamente cada uno de
ellos contigo. Crecimos como personas y nos fuimos estructurando poco a poco
envueltos en nuestro propio apetito insaciable de sentir al otro al lado.
Que pase lo que pase, y aunque no las haya escrito, están
aquí conmigo, en ese cajón del que siempre hablo. Que me acuerdo de más de la
cuenta y de mucho más de lo que te puedas imaginar. Me gustaría poder dedicarte
mis meses y mis estaciones cuando quieras o lo necesites. Que me siento feliz
cuando eres feliz y no es a mi lado. Que no soporto oírte decir que te duele o
que estás un poco roto. Porque, básicamente, el vínculo afectivo que me
generaste es tan fuerte que podría, incluso, dedicar el resto de mi vida a
reestructurarte. Porque quiero. Porque me da la gana y me apetece. Mucho no,
muchísimo. Porque te lo mereces, pero yo también.
Te prometo que nunca voy a exigirte nada que no puedas o
quieras cumplir. Te prometo que no vas a permitírmelo. Por cómo eres, por cómo
soy. Porque te conozco tanto que solamente con leerte, aunque sea a kilómetros
de distancia, voy a saber con quién estás, si bien o mal, si te encuentras con
ganas o no de hablar y si necesitas a alguien a tu lado. Aunque solo sea para
apoyarte. En todas las decisiones que tomes, porque en eso consiste. Se llama
devoción incondicional y poca gente está dispuesta a admitir que la siente. Y
poca gente es capaz de sentirla.
Cuando no encuentras meta a tu alrededor, cuando lo estás dando
todo y no hay calor. Crees que nadie te alimenta ni agotas tu sed, tropezando
sin aviso una y otra vez. Y si todo se oscurece y no ves con quien, y si tus
miedos crecen y no quieres ver. Quizá nadie te acompaña, no has mirado bien,
somos muchos los que estamos para responder. Levanta, levántate.
Levanta, Depedro.
"Se llama devoción incondicional y poca gente está dispuesta a admitir que la siente. Y poca gente es capaz de sentirla."
ResponderEliminarBravo. Brava.